La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Europea de Neurología (ENA) reconocieron la importancia del descanso para la salud del cerebro. Por tanto, dormir bien es fundamental y, de acuerdo con los últimos estudios realizados sobre el sueño, se llegó a la conclusión de que nuestra calidad de vida mejoraría notablemente si dedicáramos el tiempo suficiente a tener un sueño bueno.
Sin embargo, la vorágine diaria en la que vivimos sumergidos muchas veces puede dificultar esta meta, generando diversas afecciones, entre las que se destacan trastornos como:
- Apnea del sueño: patrones anormales en la respiración durante la etapa de sueño, interrumpiendo el sueño profundo.
- Insomnio: dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido.
- Narcolepsia: somnolencia extrema o trastorno crónico del sueño durante el día.
- Síndrome de las piernas inquietas o enfermedad de Willis-Ekbom: impulso de movilizar las piernas al tratar de dormir, así como sensaciones de hormigueo, ardor y comezón.
Buscando evitar estos y, además para contrarrestar las consecuencias del dormir mal como la debilidad del sistema inmunitario, los cambios de humor, la ansiedad y obesidad que pueden producirse por un descanso inoportuno, la OMS brinda las claves para lograr un sueño reparador.
Las claves para un sueño reparador
- Sé constante. Acuéstate a la misma hora todas las noches y levántate a la misma hora todas las mañanas, incluso los fines de semana.
- Si es posible, haz que tu zona de descanso sea tranquila, oscura, relajante y con una temperatura agradable
- Limitá el uso de dispositivos electrónicos, como televisores, ordenadores y teléfonos inteligentes, antes de dormir.
- Evitá las comidas abundantes, la cafeína y el alcohol antes de acostarte.
- Hacé algo de ejercicio. Mantenerse físicamente activo durante el día puede ayudarte a conciliar el sueño más fácilmente por la noche.