Ya lejos de la caótica brutalidad, imprevisible y demencial, Gaspar Noé nos trae su nueva película. Basada en hechos reales, según el mismo director, vemos cómo un grupo de bailarines jóvenes y talentosos se reúne en una sala aislada para celebrar su éxito. Pero alguien echa LSD (ácido lisérgico) en el ponche y unos minutos después de hedonismo salvaje, comienza el mal viaje.
Casi como un vídeo promocional del talento de Noé, como planificador y montador, nos lleva a un viaje donde sexo y violencia son el eje de una multiplicidad de detalles que hacen una experiencia única y compleja.