– Hoy es todo un desafío ser madre, emprendedora, empresaria, consejera y muchos roles más a la vez. ¿Cómo combinas la maternidad con tu profesión?
Combinar la maternidad con mi profesión es un tire y afloje constante. Tengo agenda con colores (uno para cada hijo, uno para el trabajo y ahora también uno para el ocio porque si no el psicólogo me reta). Soy una persona muy práctica, así que resuelvo siempre con ese criterio: trato de organizar las actividades de mis hijos en casa o cerca de casa, hacer pool con otras madres, tener horarios para las tareas, etc. Mi trabajo por suerte me permite estar en casa, así que hago mucho home office que me permite combinar las dos cosas a la vez. Y en el trabajo es indispensable tener un equipo. Que todo siga funcionando independientemente de mí.
– En cuanto a la crianza de los chicos, ¿cómo llevás la de tus hijos en los días que corren?
La crianza de los hijos en estos días es compleja, aunque ¡calculo que mi mamá pensaba lo mismo cuando a ella le tocó criar a los suyos! Para mí la base es el diálogo. Trato siempre de hablar con ellos, saber qué les pasa, ayudarlos a conectarse con sus sentimientos y ser empáticos con el resto de las personas. No etiquetar ni etiquetarse, darles libertad para que prueben actividades que les llenen el alma. En este camino he aprendido también a mostrarme más humana: mamá también llora, también se frustra, se equivoca (y pide perdón), a veces es vulnerable y otras es sólida como una roca.
Estoy convencida que lo que soy como mamá, es lo que mis hijos hicieron de mí. Camila me enseñó a amar sin reservas. Ella es toda entrega y todo corazón. Agostina me enseñó a defender lo que quiero a capa y espada. Maximiliano me enseñó a aferrarme a la vida y a ser resiliente.
– ¿Qué consejo le darías a otras madres?
Tu vida, tus hijos, tu maternidad.