Hoy en día, en una época en que las preocupaciones nos so- brepasan, cuando nuestra mente no para ni un minuto, corremos como locos de un lado para el otro y las tareas se han multiplicado, el Yoga se presenta como respuesta y mejor medicina ante tanto caos. Desafortunadamente tuvo que venir un virus (o cir- cunstancia externa) a hacer- nos parar, detenernos, y es así como ahora más que nunca surge esta necesidad, este interrogante como un grito de socorro, hacia algo que nos saque de esta forma de vida que veníamos llevando.
Vanesa Urtiaga – Profesora de Yoga Terapéutico
–Como profesora de Yoga, ¿por qué recomendás incluir la práctica a nuestro estilo de vida?
Desde hace mucho tiempo vengo comunicando la necesidad imperiosa de detenernos, de reflexionar y de llevar una vida más sana y en armonía con la naturaleza. Promoviendo el Yoga como la salida a este laberinto, que los seres humanos nos hemos construido solos con nuestras autoexigencias, con el querer estar a la altura de esta sociedad que nos pide cada vez más mirar hacia afuera y menos hacia adentro, ir rápido en vez de ir lento, comunicarnos con miles de personas al mismo tiempo, pero con nadie en serio y mucho menos con nosotros mismos.
El Yoga ve al ser humano como un todo y por lo tanto actúa en todos los planos: físico, mental y espiritual. Es bastante complejo explicar todo lo que el Yoga incluye, pero en pocas palabras podemos decir que contiene una filosofía de vida increíble, con un sentido común y una bondad que ilumina a quien se asoma a leer al menos alguna lectura sobre esto.
También contiene las famosas asanas o posturas, ejercicios de respiración, de concentración y de meditación. Todo esto es como una escalera. Vamos avanzando paso a paso por cada uno de sus “escalones” y la meta, o el último escalón, es el despertar, la Iluminación o Samadhi (en sánscrito). Esto significa poder llegar a darnos cuenta de que no existen divisiones entre los seres, que todos somos uno, que el amor es lo único que nos salvará y que todo es una ilusión, lo único real es el alma, la cual es eterna, es luz y es paz.
Para comenzar, es indispensable primero plantearse cuáles son tus objetivos y buscar un profesor con el cual te sientas cuidado/a, contenido/a y quien sea solo una guía. Quien te ayude a ver lo mejor de vos, sin imponerte ni obligarte a nada.
En mi caso, mi especialización es el Yoga Terapéutico. Creo que cada persona es diferente y es por eso por lo que para mí es fundamental poder dar al alumno diferentes opciones, alternativas, ayudarlo con diferentes elementos que usamos en clase. Me gusta adaptar cada ejercicio a cada persona, a cada necesidad. Esto permite avanzar gradualmente, disfrutando el camino y encontrándonos con nosotros mismos, descubriéndonos a través de cada asana, de cada respiración, de cada vez que nos acostamos en Shavasana, la última postura que hacemos en la clase, en la cual nos quedamos completamente en silencio, en quietud interna, en contemplación. Es ese el momento en que “volvemos a casa”, ya que apagamos un rato la mente y nos conectamos con nuestro corazón, con nuestra alma o como quieras llamarlo, pero nos reencontramos y se puede sentir muy fuerte la energía del amor. La cual es expansiva, contagiosa, ilumina y trasciende todo tipo de barreras y adversidades.
TE RECOMIENDO ALGUNAS POSTURAS PARA COMENZAR EL DÍA:
1- Acostate y colocá un bolster o manta enrollada debajo de la zona dorsal: excelente para levantar el ánimo y preparar la zona de tórax para una correcta respiración.
2- Estiramiento de isquiotibiales con un cinto: prepara nuestras piernas para ir luego a las posturas de pie, flexiones y extensiones.
3- Perro cabeza abajo con silla: extensión de toda la cara posterior del cuerpo dando prioridad a la columna.
4- Guerrero I: otorga energía, fuerza, levanta el ánimo y tonifica todo el cuerpo.
5- Torsión en estocada baja: desintoxica, da movilidad y flexibilidad a la columna, mejora la circulación de sangre y el aporte de oxígeno.
6- Savasana con silla: Una postura de relajación final. Ahí te podés quedar meditando unos minutos.