Muchas personas lo conocen pero muchas más no saben de qué se trata este día. El Blue Monday (también conocido como el día más triste del año) surge del estudio del doctor Cliff Arnall centrado en descubrir cuál era el día más triste del año. En la ecuación incluyó algunos parámetros como los días que habían pasado desde Navidad y la celebración de Año Nuevo, el grado de motivación de la persona, el tiempo que hacía que había fracasado en sus propósitos de año nuevo, también la cantidad de deuda que tenía acumulada por los gastos navideños extras, así como su capacidad para saldarla. Como resultado obtuvo que el tercer lunes de enero era el día más triste del año: el Blue Monday.
Hoy en día esta ecuación no es útil ni efectiva a nivel científico ya que nuestra salud mental depende de otros muchos factores que cambian e interactúan de manera compleja, el Blue Monday ya es un día señalado en nuestro calendario. Es un buen ejemplo de cómo la época afecta a nuestro humor y a nuestro estado anímico.
Aprovechando la efeméride hacemos una recopilación de las mejores estrategias psicológicas que nos pueden ayudar a superar, no solo el Blue Monday, sino cualquier día malo.
Los lunes se empieza de cero
Considerar el lunes como un día de inicio, olvidando lo que se hizo mal la semana pasada. Es un día para establecer nuevo objetivos o restablecer los viejos.
Intenta planificar cada domingo tu calendario de momentos de OCIO
Es reconfortante para la mente planificar nuestro tiempo libre. Por eso lo ideal seria armar un calendario mensual visible con cosas placenteras por hacer. Es muy importante que en este calendario solo anotes planes positivos, ni se te ocurra usarlo también para anotar obligaciones varias. Para eso ya está tu agenda. Cosas sencillas, actividades que aportan bienestar y diversión, tus hobbies… Planificar nuestros momentos de ocio y placer tiene unos cuantos beneficios a nivel mental.
Crea nuevos momentos de OCIO
Si te resulta complicado rellenar los huecos de ese calendario de tiempo libre, busca nuevas aficiones, sencillas y accesibles. Escuchar música, cuidar a tu mascota, compartir experiencias y sentimientos positivos con otras personas, coleccionar algo, colaborar voluntariamente en labores sociales, jugar a un videojuego o juego de mesa, visualizar escenas relajantes, comer algo que te encanta, pasear o hacer algún deporte, hacer regalos, aprender algo nuevo, estar con la familia, cuidar de tu salud y belleza, dibujar o pintar, chatear y hablar con las personas que no tenemos cerca, escribir un diario, hacer alguna mejora o cambio en la casa, cocinar recetas nuevas, hacer recados, ver una serie o película, tocar un instrumento musical, leer una revista… lo que vos quieras.
Relativizar
Cuando todo lo vemos mal, es importante hacer un ejercicio de análisis realista y reconocer, si nuestros pensamientos están siendo demasiado negativos. A partir de ahí es bueno cuestionarlos con preguntas que nos ayuden a relativizar como, por ejemplo: ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Lo que me preocupa es permanente o pasará? ¿Cómo quiero contarlo cuando sea una anécdota? ¿Qué aprendo de esta situación? Se trata de permitirnos que no todo puede ser perfecto pero también de identificar la manera en la que estamos interpretando la realidad. Pueden existir pensamientos catastrofistas o desajustados, demasiado negativos, quizá porque hay algo por hacer que nos genera ansiedad, o por algo que estamos evitando afrontar, nos hace sentirnos más ansiosos y bajos de ánimo. Localizar estos pensamientos y ajustarlos, desde un punto de vista más constructivo, relativizando y desdramatizando, ayuda a darle la vuelta al día.
Identifica los ‘pensamientos petardo’
Se trata de descubrir los pensamientos erróneos que nos invaden cuando estamos tristes, desmontar el error que presentan para evitar su influencia negativa y convertirlos en pensamientos más positivos. La clave es identificar los pensamientos petardos que torpedean nuestro optimismo y positividad. El primero consiste en realizar predicciones negativas sobre lo que ocurrirá en el futuro sin tener datos suficientes e incluso teniendo datos que contradicen dichas concusiones. El segundo cae en el error de considerar de forma exageradamente negativa los acontecimientos o sobredimensiona las pequeñas molestias. El tercer error de pensamiento también conocido como ‘todo o nada’ consiste en extraer conclusiones categóricas. Cuando te venga a la mente un nuevo pensamiento, dedica unos segundos a evaluar si se trata de un pensamiento petardo. Si es así, transfórmalo en un pensamiento más positivo”.
Busca diferentes posturas
Sí, ciertas posturas corporales también pueden afectar a nuestro estado de ánimo. Lo dice la ciencia. Está demostrado que una postura corporal de abatimiento, andando encogidos, arrastrando los pies…, al igual que un pensamiento negativo, actúa sobre nuestro cerebro generando hormonas y neurotransmisores relacionados con el estrés.
Escuchar audios
En la era de los podcasts es más fácil que nunca. Tal y como confirma la experta de Freeletics, “los entrenamientos, cursos y podcasts dirigidos por audio que funcionan para desarrollar simultáneamente la resiliencia mental y la fuerza física son una manera increíble de lograr un bienestar mental positivo general. Al escuchar el audio, podemos estimular la parte de la imaginación del cerebro, lo que le ayuda a visualizar mejor sus objetivos y al mismo tiempo lo mantiene en el momento”.
No te aisles
Aunque vivimos tiempos difíciles para las relaciones sociales, es importante evitar el aislamiento y las conductas evasivas cuando tenemos un mal día. Aunque realizando este tipo de conductas podemos tener una sensación temporal de alivio, los expertos han observado que después se produce un efecto rebote y nos sentimos aún peor. La evitación refuerza hábitos negativos y conductas impulsivas, lo que hace que la recuperación sea más complicada porque la motivación se ve muy disminuida.
Rodéate de gente optimista
De nosotros depende que un mal día sea peor aún. Y también de los demás. Por eso es recomendable crear una red de apoyo optimista: es un buen antídoto para la tristeza contarles a las personas más positivas que forman parte de tu vida que estás pasando por unos días difíciles y que ellos te ayuden a reenfocar tu atención. Pueden disfrutar de una larga conversación sobre aspectos positivos: ilusiones futuras, momentos gratificantes del presente y recuerdos agradables del pasado.