La información buena, oportuna y clara es la mejor herramienta para llevar adelante temas que nos preocupan como familia y profesionales de la salud. Informar es protegerlos, es enseñarles a cuidarse, cuidar a los demás y prevenir situaciones de vulnerabilidad, violencia, maltrato, vínculos tóxicos.
Al momento de una charla lo más importante es:
Demostrar afecto.
Crear un clima de confianza.
Tener buena disposición.
Escuchar bien lo que preguntan, para saber hasta dónde necesitan saber y no confundirlos con cuestiones que todavía no les interesan o no pueden entender.
Estar atentos y comprender lo que quieren expresarnos.
Hablarles con claridad y siempre responder puntualmente lo que quieren saber.
Consejos:
No obligar a los niños a que demuestren afecto si ellos no lo desean.
Fomentar la igualdad entre niños y niñas, en los juguetes, juegos y tareas hogareñas, sin encasillarlos en roles de género que pueden llevar a situaciones injustas y desiguales.
Dejar que cada niño/a se exprese como se sienta o quiera.
Respetar la diversidad según cada niño/a se autopercibe como varón o mujer.
Enseñemos a que ante cualquier situación, sepan pedir ayuda a un adulto de confianza.
Expliquemos que no deben guardar secretos que los hacen sentir mal.
Enseñemos que no deben permitir malos tratos.
Aprovechemos los momentos para dar información sin forzar el tema y sin hacer interrogatorios.
Educar a nuestros hijos en sexualidad con una perspectiva integral, de respeto e igualdad, es una tarea muy importante que nos toca a todos: familia, docentes y profesionales de la salud. Cada cual tendrá un rol, que se complementarán y potenciarán para cuidar, acompañar y para que sean ellos quienes vivan una sexualidad placentera y saludable.
Aprendamos más de su infancia …
Desde el nacimiento hay una búsqueda instintiva del propio bienestar. A partir de los 2- 3 años, los niños/as sienten curiosidad por su cuerpo, prestan más atención y empiezan a explorar sus genitales y las sensaciones que esto les produce. Es un proceso natural, propio de la edad y fundamental para su desarrollo psicofísico.
Estas conductas no están erotizadas, para ellos tocarse los genitales es lo mismo que tocarse cualquier parte del cuerpo y es necesario, para que las incorporen en su esquema corporal. Por eso no tenemos que retar, ni censurar si están en un momento de autoexploración, porque interpretarán que esa parte del cuerpo es algo malo. Sí debemos explicarles que es mejor que lo hagan cuando estén solos y con las manos limpias. Es el momento para hablar que hay partes del cuerpo que son “íntimas“ y que están cubiertas por ropa interior y nadie debe tocarlas.
Desde los 4-5, los niños/as empiezan a sentir pudor o vergüenza en mostrarse. Aprovechemos para reforzar sobre qué es lo “público” y lo “privado”. Es la edad en que inician el jardín, van forjando amistades y se van a casa de sus amigos. Hay que fomentar que vayan al baño (y cierren la puerta) y se higienicen solos (¡aunque no sea perfecto!). Lo im- portante es darles confianza para que puedan hacerlo a su manera, lo mismo con que puedan vestirse solos. Respetar sus espacios, sus tiempos y darles independencia y así reforzar la autoestima, el cuidado de su cuerpo, como así también el res- peto de la intimidad y el cuerpo de los demás.
A medida que van creciendo, sienten curiosidad por su cuerpo y se comparan con las demás personas, identifican diferencias y preguntan más. Conversemos con naturalidad sobre estos temas. Hablemos sin vergüenza del pene, el escroto, la vulva y la vagina. Les expliquemos que hay diferencias corporales entre las personas y que además los cuerpos van cambiando a medida que crecemos y en tiempos diferentes.
Por último, ayudar a que identifiquen y expresen sus emociones, para que sus comportamientos sean acordes a aquellas, para favorecer un buen desarrollo psíquico y sexual.
Dra. María Eugenia Bazán Quiroga. Médica. Especialista en Tocoginecología. Sexóloga Clínica @dra.bazanquiroga
