Es periodista, locutora, y desde hace más de 15 años, la cara de Teleocho Noticias, lugar que la vio crecer profesionalmente y que acompañó los momentos más importantes de su vida. Cálida, comprometida, es la compañía televisiva de cada mediodía y una de las grandes referentes del periodismo local. Para Silvia Franco, lo importante de esta profesión es ser un puente entre lo que se comunica y lo que la gente necesita.
Por: María Jose “Cheche” Caudana
Fotos: Fino Pizarro
-¿Cómo nació tu inclinación hacia el periodismo?
-Si bien en mi familia nadie es periodista (mi papá era carpintero y mi mamá ama de casa) a mí siempre me gustó mucho leer. Como cuando era chica no teníamos la posibilidad de tener una biblioteca o comprar libros, porque la situación no era fácil, yo me las rebuscaba y los fines de semana, cuando se podían retirar libros de la biblioteca de la escuela para llevarlos a casa, yo me los devoraba y disfrutaba mucho leer en voz alta. Es como que desde siempre me fui inclinando para eso. Además, cuando sos más grande, te das cuenta que elegiste esta profesión porque forma parte de un servicio. Yo siento que soy un puente entre lo que digo y lo que la gente necesita.
-¿Qué sentís que te brinda esta profesión?
-Me da muchísimo. Siento que le doy mucho al público, pero a la vez ellos me retribuyen un montón. Con solo saber que le transformamos la vida a alguien que la estaba pasando mal, para mí eso es hermoso… además del desafío que tengo para cada día.
-¿Y cuales son esos desafíos?
-Yo creo que, como comunicadores sociales, tenemos todos los días la responsabilidad de brindarle a la gente la información, aunque sea dura, pero también entender que hay otras noticias que pueden generar una transformación y pueden mejorarle la vida a las personas. Cuando, por ejemplo, hacemos una nota en un comedor con carencias, con falta de comida y la gente se solidariza y ese comedor comienza a funcionar de nuevo, creo que hay un desafío cumplido, una meta cumplida, porque nuestra profesión no se acaba nunca, todos los días hay que proponerse algo para cambiarle la realidad a la gente.
-Y es también muy sacrificada, aunque muchas veces no se note desde afuera.
-Seguro. Yo empecé desde muy joven a trabajar, después me casé, tuve hijos. Y esos hijos descubrieron que con este trabajo se sabe cuándo se entra, pero nunca cuándo se sale. Mucha gente nos ve una hora, maquillados, bien peinados y creen que nuestro trabajo consiste solo en eso, pero lo cierto es que entramos muy temprano, producimos y hacemos toda la cocina del noticiero. Eso implica tensión, adrenalina, frustrarse a veces porque algo no salió, o la inversa, sentirte pleno al cumplir el objetivo que era conseguir la nota. Y todo ello te va llevando a que, por esa pasión, muchas veces no le dediques todo el tiempo a la familia. Siempre he tratado de estar, de acompañar, pero creo que alguna vez me van a pasar factura, porque esta profesión consume mucho tiempo y energía.
-Hoy por hoy, ¿cómo ves el rol de la mujer periodista?
-Yo hace 20 años que estoy en el noticiero y he pasado por muchas etapas. Me ha tocado tener compañeros machistas, pero a mí nunca me detuvo eso. Y además creo que la revolución feminista que se está dando ahora, hace también que se vaya cambiando el pensamiento…Yo siempre he sido fuerte, he comenzado muy joven en esto y tenía muy
claro qué quería ser. Nunca he querido competir con un hombre, sino trabajar a la par de ese hombre y me encanta trabajar con hombres. Creo que ellos son menos conflictivos que las mujeres a la hora de trabajar y eso me gusta mucho.
-¿Qué huella te gustaría dejar en el periodismo?
-Me gustaría que me recordaran como una persona que ayudó. Para mi la esencia del
periodista es ayudar al otro. Si yo no tengo qué decir o para qué estar, no me tengo que dedicar a esto. Eso creo que es fundamental.
-¿Sos de proyectar? ¿Con qué soñás para el futuro?
-A mí la vida me ha enseñado que es importante vivir el día a día, porque a veces proyectarte a largo plazo genera frustración o esperás algo de alguien y no era lo que pensabas. En fin, dejo que la vida me sorprenda. Para mí, estar donde estoy, tener la familia que tengo, sentirme plena y en equilibrio, es maravilloso. Además, eso me ayuda a pensar que quizás, más adelante, puedan venir más y mejores cosas. Espero que la vida me sorprenda cada día.