Aunque el mejor momento de la floración es indiscutiblemente la primavera y el verano, no tenemos que olvidar que muchos ejemplares domésticos también pueden resentirse, sobre todo, por las altas temperaturas. Frente a esto, el otoño se convierte en una temporada propicia para tareas de reparación y renovación, confirmando que a la jardinería la tenemos que ejercer todo el año.
Actualmente, es buena hora de plantar nuevas variedades, especialmente de arbustos y árboles. La razón es que, las temperaturas inferiores y la lluvia facilitan el establecimiento de plantas en patios, balcones y terrazas. De esta forma, conviene reemplazar las que no hayan resistido la etapa estival por nuevas especies para darles tiempo de aclimatarse a la tierra y a su nueva ubicación, antes de los fríos más intensos.
Incluso, es propicio aprovechar para “hacer hijos a partir de esquejes o gajos” -según indica Isabel Figueredo, técnica en jardinería y floricultura (dependiente de Ciencias Agrarias de la UNC)-. Asimismo, recomienda no trasplantar las especies de interior.

También, el otoño nos lleva a estar pendientes del abono. Teniendo en cuenta que las plantas no crecen en esta estación, requieren menos nutrientes y, en general, si fertilizamos, podemos provocar acumulación que llevaría a pudrir las raíces. Por lo tanto, Figueredo sugiere abonos de liberación lenta, pero más que nada, entender que cada especie tiene necesidades diferentes según su ritmo de florecimiento. Así, lo ideal es que pongamos atención a los tallos y raíces. También cuidar que no aparezcan pulgones, mosca blanca y gusanos.
En cuanto al agua y la temperatura, la profesional explica que lo conveniente es ir minimizando el riego a medida que el clima va cambiando. Además, como la variación abrupta de temperaturas puede dañarlas, tendríamos que evitar exponerlas a las corrientes de aire cuando sea posible.
Al referirse al cuidado de flores y hojas, la técnica jardinera comenta que hay que retirar las que estén secas, marchitas o muertas. Finalmente, indica que fuera de estas consideraciones, la media estación suele no darnos mucho trabajo, pero sí demanda nuestra atención.
