Se nos hace imposible pensar en que cuando todo esto termine volvamos a la misma normalidad que dejamos aquel marzo del 2020. Y si tenemos que poner en la balanza y saber algo que fue eje en el 2020 fue de la transformación de la realidad, de romper con viejas estructuras. Las conversaciones e intercambios en torno a la sustentabilidad abrieron el camino a pensar cómo la moda ha respondido ante la crisis del Covid-19 y cuál es el futuro de la moda sustentable.
Este, sin dudas, ha sido un año de avances y retrocesos, en todos los sentidos. Fue el año donde la sustentabilidad en la moda dejó de ser simplemente una teoría para afianzarse como un hecho constitutivo del nuevo paradigma de la moda.
¿Qué aprendimos durante la pandemia sobre sustentabilidad?
La importancia del contacto con la naturaleza.
Para quienes vivimos en la ciudad, el confinamiento nos llevó a sentir la necesidad y a apreciar cualquier contacto con la naturaleza. Por más corto que sea el momento, el disfrutar de la luz del sol o sentir la tierra en nuestros pies se volvieron necesidades primordiales.
Que la huella de carbono es un hecho.
Las emisiones de CO2 a la atmósfera se redujeron este año a partir del cierre de fronteras, confinamientos, restricciones de movilidad y el freno de la actividad económica. Es innegable que el movimiento constante entre ciudades y países, y el transporte aéreo, marítimo y terrestre deja su huella en el aire.
Que el uso de desechables ¡ya no va más!
Necesitamos cuidarnos y tomar medidas con respecto a la pandemia, pero también ser finalmente consumidores conscientes. Así como usamos la bolsa de tela para nuestras compras, llevemos nuestras tasas o botellas recargables a los lugares con take-away, o elijamos envases descapotables que no sean de plástico.
A valorar lo esencial.
La pandemia nos puso de frente con aquello que es meramente esencial: los vínculos, el alimento, el hogar. Así nos cuestionamos nuestra base de creencias, ¿desde qué lugar elijo comprar algo? ¿Qué es lo que realmente necesito, aquello esencial?
Que la calidad importa.
Porque necesitamos que las cosas funcionen, y que puedan repararse fácilmente. Es necesario elegir de manera responsable antes de comprar.
Necesitamos tomar acción.
Cada decisión, elección y acción que hacemos es parte de una consciencia colectiva. No podemos seguir esperando que el cambio venga desde afuera, somos las personas, los consumidores, quienes debemos impulsar el cambio con nuestras acciones. Debemos exigirlos para poder vivir en un mundo más sustentable y consciente de su entorno.