Felices y apasionadas por lo que hacen, rescatan el regreso a las cosas simples de la
vida, a los aromas caseros, las comidas en familia y el diálogo en la relación con sus
retoños.
Por Guillermina Delupi
La pasión por el trabajo, el mejor ejemplo
Alejandra Bellini (38, periodista y locutora, comparte su vida con Keko) reparte su
tiempo entre El Doce TV y la educación de Pedro (5) y Juan Cruz (9).
A la hora de lograr un equilibrio entre trabajo y maternidad señala que la llegada de
los hijos los encontró ya ordenados: “Recién llegando a los 30 decidimos ser padres y
eso nos permitió tener muchas cosas ordenadas para la llegada de Juan Cruz y de
Pedro. Sin embargo, el caos que genera en la familia es tan grande y tan maravilloso
que cualquier planificación previa es inútil. Uno se va haciendo padre a medida que
pasan los días y, en mi caso, puedo ser la madre y la profesional que soy por el papá que tengo al lado. Todo es compartido. Creo que el mayor desafío como mamá es
lograr que mis hijos sean felices y encuentren en su vida aquello que los apasiona”. Alejandra nunca tuvo demasiada presión en cuanto a mandatos sociales: “Si me
preguntabas a los 20 años si pensaba ser madre, te contestaba claramente que no. Pero
un día encontré a mi pareja y juntos decidimos que queríamos formar una familia”.
Amante y apasionada de su trabajo, Ale logró equilibrar rápidamente el trabajo y la
crianza de sus pequeños: “Cuando pienso en todas las cosas que pasaron desde el
nacimiento de mis hijos hasta ahora, no sé bien cómo lo hice pero creo que de eso se
trata ser madre: ser capaz de organizar la logística familiar y el trabajo en un equilibrio
perfecto. Eso sí, el día que perdiste el equilibrio…(se ríe)”.
¿Cómo lograr ese equilibrio? “En mi caso, la clave es poder estar en cada lugar de
manera completa. Si estoy en el trabajo, las energías están ahí y si estoy con mis hijos,
la energía y el amor es para ellos”.
Desde la época de nuestras abuelas a hoy, mucho ha cambiado, pero no todo tiempo
pasado fue mejor: “Creo que toda evolución o cambio de generaciones representa
dejar atrás algunas costumbres e incorporar nuevas, aunque eso no implica que sean
mejores o peores. Si bien es cierto que con la incorporación de la mujer al ámbito
laboral, hay muchas horas que no estamos en casa, ese espacio es compartido con el
papá y muchas veces se busca mejorar la calidad del tiempo que se pasa con los hijos.
Si yo pienso en mi abuela, era la que me contaba cuentos, me cantaba, me compraba
golosinas a escondidas y me defendía cuando me mandaba alguna macana y es
exactamente lo que mi mamá hace por mis hijos”.
Pedro y Juan Cruz ven volver a su mamá del trabajo siempre con una sonrisa: “Ellos me
ven volver feliz de haber tenido un día más en mi profesión, de crecer, de tener buenos
y malos días. Siempre me preguntan por el Canal. Trabajar no puede generarnos culpa,
debe generarnos orgullo sobre todo porque gran parte de lo que obtenemos en el
trabajo es para nuestra familia. La responsabilidad, la conducta, la perseverancia, la
constancia, los valores, se contagian mejor con el ejemplo”.