Con 50 años y como un referente de la nueva política, conversamos con el economista y senador nacional Martín Lousteau, sobre el rol de la mujer en la política y su punto de vista sobre los casos de violencia de género que no cesan en Argentina. También, nos cuenta, cómo influye su familia y su esposa Carla Peterson en su postura sobre el empoderamiento de la mujer.
En contexto político, ¿qué lugar ocupa la mujer? ¿Creés que queda mucho camino por recorrer para equilibrar el acceso de las mujeres a puestos políticos?
La mujer está ocupando cada vez un lugar más importante, pero todavía dista de lo que debería ser. A veces cuando se discuten las leyes de paridad de género, hay algunos sectores que dicen que debería ser por idoneidad y no por género. Carla Carrizo, que es una diputada de nuestro espacio, siempre dice “las mujeres también tenemos derecho a la mediocridad”, y a mí me gusta mucho esa frase porque el hombre da por sentado que es mejor y hay muchos hombres malos representando, solo porque la mujer no tiene espacio de participación; entonces, ¿a la mujer le exigimos más idoneidad que al hombre para poder acceder a cargos? Estamos cometiendo una injusticia. En el mundo esto ya está pasando, vemos las primeras ministros que han tenido buen desempeño durante todo este año tan difícil del Covid-19, como en Nueva Zelanda y obviamente Alemania; pero en Argentina y en la región, todavía estamos muy retrasados. Para mí, particularmente, el espacio político que tiene una deuda pendiente es el radicalismo.
Carla, tu mujer, está muy comprometida con toda la causa feminista ¿Cómo influye ella en vos? ¿Algún cambio que hayas experimentado en tu actividad política?
Yo vengo de una familia materna de mujeres fuertes, mi abuela y sus dos hermanas ya eran maestras normales, una profesora de latin y la otra de física y fueron de las primeras maestras de Esquel. Mi madre fue profesional, en la familia de mi madre las mujeres eran todas profesionales antes que en la familia de mi padre, en la que él también fue el primer profesional de su familia; mi hermana también, son mujeres de mucho carácter. Y naturalmente mi mujer también, entonces yo te diría que vengo formateado por la educación que me han dado las mujeres de mi familia, las de mi propia generación o las nuevas como mis sobrinas, ya vengo formateado con esto.
Lo que pasa es que el contacto cotidiano de conversar con mi mujer y tener, no solamente en tiempos extraordinarios sino que todo el tiempo, permanentemente viva la perspectiva femenina de un montón de problemas, te hace ser mucho más consciente y sé que todavía me falta y obviamente nos falta mucho como sociedad.
Desde tu punto de vista, ¿cómo creés que se empieza a encarar esta problemática de la violencia de género este año, que ya tenemos números récord y parece no terminar nunca?
Mira, como en tantas otras cosas, la visibilización del problema es solo la primera etapa, después tiene que haber un compromiso de la gestión del Estado mucho más concreto en el caso de la violencia contra la mujer y la violencia de género; una articulación de un montón de agencias distintas que tienen que funcionar de otra manera. Como en muchas otras cosas, a veces las causas se transforman en algo que repetimos, que nos hacen recordar, pero después está el día a día de la gestión del Estado y como en un montón de áreas distintas, la gestión de nuestro Estado deja mucho que desear. Lo que hay que hacer es volver a poner la prioridad correcta y enfocarse en la gestión.