Evento tras evento, podemos ver cómo múltiples figuras se animan al ‘naked dress’, piezas que crean la ilusión de desnudez a través del uso de telas transparentes, encajes intrincados y detalles estratégicamente ubicados.
El concepto se remonta a íconos como Marilyn Monroe y el vestido diseñado por Jean Louis para su actuación frente a John F. Kennedy, el mismo que Kim Kardashian revivió en la Met Gala.
A su vez, se convirtió en protagonista durante los 90, gracias a diseñadores como Gianni Versace y John Galliano que apostaron a los diseños con transparencias y cortes reveladores, marcando el comienzo de esta potente tendencia.
Así, Kate Moss, por ejemplo, fue una de las grandes referentes en su uso y, en el mundo del entretenimiento lo popularizó Carrie Bradshaw, personaje de ‘Sex and the City’, encarnado por Sarah Jessica Parker.
Incluso, una de las amigas de la protagonista, Charlotte York (Kristin Davis) bautizó el ítem como el “naked dress” en un momento definitorio de la serie.
Ahora, más de dos décadas después, esta pieza que invita a mostrar la piel sin miedos retornó con fuerza, aunque cabe destacar que la clave se encuentra en revelar y ocultar, apelando a una sensualidad sugerente.
Para lograrlo, los brillos y la pedrería son aliados como también apostar a la simplicidad. En tanto, según la revista Vogue “reinventa la anatomía” y puede utilizarse en lugares nocturnos como fiestas como también en la playa agregando anteojos de sol y sombreros.
De esta manera, podemos decir además que va más allá de la mera exhibición de la piel y consiste en una declaración de empoderamiento para quienes lo llevan puesto, ya que mujeres influyentes han adoptado esta tendencia, utilizándola como una herramienta para expresar su confianza y seguridad en sí mismas.