El regreso de las hombreras “está relacionado con la recuperación de la moda de los 80, sobre todo en lo que se refiere al maximalismo en los vestuarios, a todo lo que exagera las formas, e incluso busca formas más geométricas, audaces, que no necesariamente siguen o buscan resaltar el patrón de la silueta humana o que lo resaltan de una manera exagerada y juguetona”, explicó Agustina Machado Terreno, Licenciada en Sociología, estilista de moda, vestuarista, maquilladora y parte del proyecto de moda lenta “RRR”.
Además, según Agustina, estas piezas icónicas no solo se mezclan con la tendencia de los años 2000, como blazers oversize, tops ajustados y pantalones tiro bajo, sino que confirman que “la moda siempre es recursiva”. “Siempre vuelve sobre sí misma a retomar y a traducir tendencias anteriores, mezclándolas con algunas actuales”, agregó.
Al mismo tiempo, esta reaparición forma parte de un movimiento hacia la moda lenta. “Es síntoma de la tendencia de la nueva moda del futuro, que, en vez de buscar producir constantemente, busca recuperar y utilizar creativamente lo que ya existe”, comentó.
Así, se trata de una invitación a reflexionar sobre el consumo y recuperar prendas del pasado para darles una nueva vida con toques originales. Por tanto, el resurgimiento de las hombreras es solo un capítulo dentro del mundo de la moda vintage y Machado enfatizó que esta ha ganado terreno en los últimos años debido a su enfoque sostenible.
“Hay un boom que evidencia prácticas diferentes a las de la moda rápida, que implica la producción en masa y consumo veloz, ubicándola como la industria más contaminante después del petróleo”, detalló la socióloga.
Versatilidad e impronta
El regreso de las hombreras, también está relacionado con el sastrerismo que gana terreno (trajes, blazers) y al que se le suma la utilización creativa influenciada por las redes sociales.
“La hiperconexión y la posibilidad de generación de contenido por parte de cualquier persona, estimuló una socialización y difusión de la moda de calle, del street style en el que la reutilización de lo que está a la mano, en el ropero de abuelas y tías puede servir para crear looks”, detalló la vestuarista.
Y agregó: “Es también una propuesta que aporta a las estéticas e indumentaria no-gender, orientada para el uso de todos los cuerpos y expresiones. Hoy, las hombreras no se usan para moldear una silueta en particular marcada por lo bello, deseable y hegemónico, sino para jugar con formas creativas alrededor del cuerpo sin intentar resaltar o disimular aspectos del mismo”.
A la hora de incorporar hombreras al look, la estilista sugiere experimentar el juego de contrastes, audacia y geometría agregando hombreras a cualquier atuendo.
De esta manera, se invita a liberar la originalidad sin restricciones estereotipadas. Se trata de demostrar que la moda puede no ser algo pasajero, sino una declaración de estilo y conciencia, echando mano en el pasado con foco en el presente.
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