*Especial, por Pía Fitipaldi, área de violencia de Grow-género y trabajo
Muchas organizaciones tienen la sensación de que hablar de violencia laboral, en lugar de mejorar el problema, aumentará rumores y chismes, cuando en realidad sucede lo contrario: cuando se definen políticas de abordaje o se facilitan espacios específicos de prevención para reflexionar sobre situaciones de incomodidad, las personas se sienten más contenidas y habilitadas para hablar por los canales formales, potenciando el diálogo, el trabajo colaborativo y el sentimiento de pertenencia. En la experiencia que tenemos desde Grow-género y trabajo, vemos que estas violencias se manifiestan en la mayoría de los ámbitos laborales como un común denominador.
Algunos datos
Según una investigación sobre violencia laboral que realizamos en Grow-género y trabajo junto al proyecto regional FESminismos de la Fundación Friedrich Ebert en el 2022, se pudo identificar que el 78% de las personas encuestadas atravesaron situaciones de violencia laboral. La violencia psicológica (gritos, descalificación, aislamiento, desestimar opiniones profesionales, etc.), la económica y patrimonial (daño a las pertenencias o elementos de trabajo, diferencias en salarios o beneficios por el mismo trabajo, amenazas de pérdida de trabajo o beneficios, etc.) y la simbólica (chistes, comentarios inadecuados basados en estereotipos) fueron las más frecuentes, y al mismo tiempo son las más difíciles de identificar. Justamente por estar naturalizadas es que se reproducen muchas veces sin que quienes la ejercen tengan la intencionalidad de hacerlo, pero no por eso tienen menor impacto.
Los datos relevados y nuestra experiencia del día a día, dan cuenta de cómo los chistes pueden escalar a gran velocidad, transformándose en violencia. A este problema se le suman los chismes, el “radio pasillo” y la difusión de información sobre situaciones de violencia que se generan cuando los canales institucionales no existen, no están habilitados o cuando no hay confianza en los mismos.
¿Qué podemos hacer?
- La primera recomendación que sugerimos desde Grow-género y trabajo, es visibilizar el tema. Hablar de violencias muchas veces genera incomodidad, pero no por este motivo debemos ignorarla. Estas situaciones suceden todos los días y debemos comprender que visualizarlas es la primera parte de reconocer el problema para poder generar confianza institucional, y así realizar una transformación profunda.
- Abordar la violencia desde una mirada preventiva. Es decir, anticiparnos a los posibles hechos para disminuir el riesgo. La prevención se puede realizar a partir de talleres de sensibilización y reflexión que interpelen estas prácticas que están tan arraigadas para emprender espacios libres de violencia y acoso laboral.
- Generar políticas y protocolos de prevención y abordaje en violencia. Según nuestra experiencia, cuando las organizaciones definen una política o protocolo sobre cómo abordar estas situaciones, las personas se sienten más contenidas, apoyadas y habilitadas para hablar por los canales formales de la organización, Estos canales pueden ser líderes, referentes o equipos formados específicamente para trabajar estas situaciones, o bien líneas de consulta o denuncia.
- Formar a los equipos de abordaje y líderes, ya que son quienes afrontan la fundamental tarea de recepcionar y abordar estas situaciones.
- Armar una estrategia sólida de comunicación, es decir, contar lo que la organización está realizando, difundir canales y herramientas disponibles, y hacer campañas de comunicación específicas sobre la temática, es otra de las estrategias para darle visibilidad al tema.
En Grow-género y trabajo sabemos que no hay fórmulas únicas para abordar la violencia en los espacios de trabajo. Igualmente, sí creemos que para que sea exitoso, el proceso debe ser creativo, transparente y comprometido en promover espacios libres de violencia y acoso.