Que mantener la casa en orden. Que destacar en el trabajo y perfeccionarme. Que obtener altas calificaciones. Que ser una pareja atenta y una amiga presente. Que comer saludable. Que entrenar. Que leer y nutrirme de saberes. Para quienes son mamás, que las tareas y actividades de los hijos. Las áreas a cubrir son muchas y, el tiempo, poco, pero, si descuidamos alguna de estas, aparece la autoexigencia obligándonos a seguir. “Fracasar no se puede, me volvería mediocre”, resuena en la mente.
Melisa Mirabet, Psicóloga Clínica (MP: 65390) y Profesora, explica que, frecuentemente, “en pos de encontrar máximos resultados, las personas terminan descuidando algunas cuestiones pertinentes a la salud mental”. “Esto deja como consecuencia un malestar que no es beneficioso para aquello que se quiere conseguir”, agrega.
Asimismo, detalla la sintomatología que produce la autoexigencia: “A nivel cognitivo, hay pensamientos que retroalimentan la situación y el autodiálogo es hostil, genera presión”. En tanto, emocionalmente se incrementa la ansiedad, la culpa, el miedo y la insatisfacción; mientras que, “en lo conductual la persona es autocrítica y suele tener mala organización del tiempo”.

Causas y consecuencias
Por otro lado, Mirabet señala que los efectos se extienden en el trato con otros, pudiendo generarse competencias en ámbitos de trabajo y desgaste en amistades. Respecto a las causas, sostiene que “es frecuente caer en un reduccionismo familiar ante estos temas”. Sin embargo, aclara que, aunque influye, no es determinante, ya que, con el paso de los años, otras condiciones toman relevancia, como, por ejemplo, la educación escolar.
“También el ámbito cultural está asociado, en el sentido de que hay que ser perfectos, sin errores para ser reconocidos y valorados”, añade. Y sigue: “En lo laboral, además, cambió el patrón de desarrollo. Antes se estilaba que alguien trabaje siempre en una misma empresa, incluso en un mismo puesto, y era un orgullo. Hoy, se dice que te estancaste”.
A su vez, destaca que actualmente “el desarrollo de las carreras está pensados en línea ascendente y se exige crecer ante mercados competitivos, escasez de puestos laborales y una amenaza constante de quedarse sin trabajo”.
En esta línea, asevera: “En un contexto argentino donde prima la incertidumbre económica, política y social las personas se vuelven más autoexigentes por miedo a perder aquello por lo que han luchado”.
Igualmente, Melisa expone la transformación en cuanto a la modalidad de los vínculos en los tiempos que corren. “Antes una relación era para toda la vida y ahora son más laxas las cosas, por lo que, si no sos ‘el mejor novio’ te pueden dejar”, subraya.
Para cerrar, la Psicóloga brinda algunas recomendaciones para enfrentar la autoexigencia, a saber: “priorizar lo realmente importante; planificar los recursos a poner a disposición; tomarnos tiempo para descansar; reflexionar cuán fundamental es lo pendiente; ser flexibles, permisivos, perdonarnos si cometemos errores y ser tolerantes si no cumplimos las expectativas que tenemos”.