Enmarcados en una nueva rama de la medicina, llamada “longevidad saludable”, se expanden los tratamientos cuyo objetivo es propiciar el arribo a una vejez autónoma y placentera. “La prolongación de la expectativa de vida de las mujeres y su deseo de bienestar físico, anímico y sexual ha llevado a la ciencia médica a desarrollar nuevas opciones”, detalló el Dr. Juan Machado de Villafañe, director médico del Centro de Ginecología Regenerativa, Estética y Funcional, ubicado en Clínica Las Rosas. De esta manera, surgió el pellet de testosterona, comúnmente llamado “chip sexual”.
El mismo sirve para aquellas +40 que tienen síntomas de déficit de testosterona, hormona que disminuye en mujeres a partir de los 25 años aproximadamente. Así, el implante trata el cansancio, desgano, insomnio, sofocones, disminución de lubricación y disminución de libido, generando aumento del nivel de energía diaria, mejora del rendimiento sexual, del sueño, el ánimo, la memoria y la concentración.
Asimismo, incide en el descenso de peso eliminando y redistribuyendo la grasa corporal, como también aumentando la masa muscular. Por otro lado, funciona como opción auxiliar para osteopenia y osteoporosis y equilibra niveles de colesterol, lipoproteínas y lípidos protegiendo la función cardiovascular.

Entre sus beneficios, también colabora en cuanto el metabolismo de los hidratos de carbono (glucemia), suplementa terapias en diabetes tipo II y en síndrome metabólico. Finalmente, está probado como efecto protector sobre el riesgo de cáncer de mama y de próstata, y ayuda en la calidad de vida en pacientes con enfermedades crónicas, entre otros.
Para tener en cuenta sobre la colocación del pellet de testosterona
El pellet de testosterona tiene un costo aproximado de 150 dólares blue (sin posibilidad de cobertura por obra social) y su colocación se realiza en consultorio. Esta es indolora, ambulatoria e implica una ínfima incisión, de aproximadamente tres milímetros, en alguna zona grasa del cuerpo con anestesia local.
No obstante, previamente, Machado aconsejó hacer una revisión ginecológica completa en forma anual. En tanto, aclaró que “una vez colocado no requiere ningún control especifico”. Acerca de la duración, indicó: “el efecto dura entre 5 y 6 meses, en los que el dispositivo libera gradualmente hormonas, hasta reabsorberse por completo, sin que haya necesidad de retirar nada”.

Es recomendable ponérselo 2 veces al año, acompañando con “una buena alimentación rica en grasas sanas, actividad física e impediendo que se incremente la grasa visceral” –afirmó el Dr.-
En torno a contraindicaciones, el profesional señaló que son nulas, “ya que se trata de un reemplazo de hormonas bioidénticas que toda persona va perdiendo con los años”. “Por la seguridad y eficacia, las pacientes van tomando confianza y animándose a darse la oportunidad de sentirse mejor”, aseveró.
En esta línea, reveló que “el 80% de quienes eligen el método quedan satisfechas con los cambios que genera y regresa a los 6 meses para colocar uno nuevo”. “Si bien no hay cifras exactas de todos los médicos, hablando por mí, desde 2019 a hoy, hay un aumento constante del uso en un 60%”, concluyó.