Corría la década de los 90, cuando Luz Novillo transitaba su formación académica en torno al arte y, de cara a egresarse, se proponía profesionalizar este ámbito a nivel local. Así, comenzó a sumergirse en la gestión cultural, trascendiendo la mera producción que implicaba su Licenciatura en Pintura.
“Quise construir o formar parte de la construcción de espacios que me parecían necesarios y de esa forma fui asumiendo otros papeles”, recuerda. Y sigue: “Empecé a detectar que ciertas condiciones no estaban dadas y cuando entré al Centro Cultural me propuse que, todo el proceso hasta llegar a una exposición sea enriquecedor para el artista”.
Igualmente, la conexión entre Luz y el arte inició en la infancia. Creció con una mamá marchante de arte, cuyas obras ocupaban “de piso a techo” de la casa familiar-contó Novillo-. Además, su abuela se dedicaba a la pintura también. En tanto, ella se inclinó, inicialmente, por el dibujo. Al respecto, rememora: “Me pasaba el día dibujando, los bancos del colegio, las carpetas, era algo muy evidente y nunca tuve dudas de que quería entrar a la entonces escuela de Bellas Artes”.
Hoy, se desempeña -en sus palabras- en diversas “prácticas híbridas del artista”. De esta manera, trabaja como gestora cultural, curadora de arte independiente y galerista. Sin embargo, aclara: “Artista es lo central, pero realmente vivo entre distintos roles”.
La cohesión del presente
Tras ahondar en sus primeros pasos, la curadora habla del presente del país y sostiene: “La postal del arte es realmente compleja, movilizadora porque se están construyendo discursos que no reconocen la importancia de la cultura y eso implica un retroceso”.
No obstante, a pesar de la adversidad vigente, destaca el “clima de unión de los distintos actores de la escena”. “Hay fuerza, pensamos en proyectos y en cómo enfrentar la situación de fragilidad, precariedad e inestabilidad”, dice.
Asimismo, continúa: “estamos habituados a vivir a crisis y otro impacto fue la pandemia, pero con ese proceso de profesionalización que empezó hace un tiempo vinieron también articulaciones y reconocimientos. Se colaboró en una cohesión, la típica de que en las malas aparecen grandes cosas, lo asociativo, una resistencia para reparar lo deteriorado”.
En la misma línea, comenta su participación en un colectivo de artistas feministas y el desarrollo de un tarifario de la labor artística que realizaron en conjunto. “Es una herramienta central”, asevera Luz Novillo y celebra la repercusión del trabajo femenino.
Sobre la temática, amplía: “Siempre hubo voces elevadas y antes no tenían repercusión. Hay datos duros que muestran la enorme invisibilización de las mujeres y ahora se están descubriendo grandes artistas y la idea es empezar a conocerlas más, ver las lecturas que hicieron de distintos contextos y elevar los porcentajes de colecciones, que ahora, actualmente hay un 70% de hombres”.
A tiempo completo
Actualmente, la artista se encuentra abocada a terminar ‘Abisal’, una muestra que verá la luz en Unquillo, próximamente. La misma consiste en un compendio de obras trabajadas con carbón molido como material principal que, luego se fotografían.
“Abisal es la profundidad del océano donde no llega la luz, hay una inmensa negritud y penumbra. Tomo eso de forma metafórica y alegórica para repensarnos desde el silencio, la oscuridad y este mundo distópico”, explica.
Y admite “cierta obsesión con la finitud y la muerte, no desde un lugar negativo, sino desde lo narrativo”. “También me interesa el ambientalismo, reparar esa escisión del hombre con la naturaleza y a veces se cuelan cuestiones políticas”, añade.
En este sentido, reflexiona: “Mi arte es sumamente narrativo y una de mis grandes fuentes es la literatura. Cuando me pongo a producir, vuelvo a un origen, de ficción, poesía”.
A su vez, reconoce la necesidad de reencontrarse con la ejecución. “Estoy en una etapa de volver a mi obra -cuenta- e ir soltando otras tareas para dedicarme a lo que me da enorme felicidad y placer, como experimentar y usar muchos lenguajes y materiales”.
Finalmente, la gestora cultural ahondó en la relación entre su familia y el ámbito laboral, indicando: “Mi marido y mis 4 hijos saben que soy artista a tiempo completo y me acompañan en todo, entienden la pasión. Hay una construcción familiar de respeto que nos mueve”.