Cada 8 de agosto se conmemora en Latinoamérica y otras partes del mundo, el Día del Orgasmo Femenino. La fecha fue promovida en 2006, a partir de un estudio de la Universidad Federal de Piauí, que concluía que el 28% de las mujeres de esa región no eran capaces de alcanzar un orgasmo. En este marco, el concejal de Brasil, José Arimateia Dantas Lacerda, quiso instaurar una ordenanza que abogara por el placer femenino.
Desde entonces, se considera la efeméride como una oportunidad para hablar de la sexualidad de personas con vulva (ya sean transmasculinidades, agéneros, no binaries o mujeres cis) y el derecho al goce. Noelia Benedetto (mp. 8136), resaltó, en este sentido, la importancia de propiciar “espacios liberados de metas, objetivos y mandatos”.
Así, afirmó respecto al orgasmo: “En cualquier página, va a estar planteado como el punto culmine y de mayor placer, pero en realidad es un fenómeno complejo y no necesariamente universal”.
“Para mí, es solamente una parte de las respuestas sexuales humanas y, en algunas personas es una vivencia de placer subjetiva posterior a un incremento de tensión acumulado”, agregó. A su vez, destacó que no se trata de un “punto final” al cual se debe llegar mediante “un encuentro sexual individual o compartido”. En esta línea, finalmente instó a “no devaluar el proceso o medir la satisfacción por presencia o no del orgasmo”.

Posibilidades infinitas
La profesional, también terapeuta de parejas y vínculos no mono, habla, entonces, de “vivencias orgásmicas” ya que cada “socializada mujer” puede experimentarlo a través de “diferentes expresiones e intensidades”. Por lo tanto, remarcó que, si bien existen marcas fisiológicas, pueden no aplicar a todas.
De esta manera, adhirió a la idea de que “el órgano sexual más importante está entre las orejas y es el cerebro”. “El reflejo de la vivencia orgásmica se gesta en los genitales, pero en última instancia es mental”, aseguró.
Además, desmitificó la sobreestimación al clítoris como el órgano sexual clave para tener un orgasmo. “Está popularizado, pero cada uno tiene conformado un mapa erótico personal con zonas erógenas que no necesariamente son las hegemónicas”, dijo.
Y amplió: “Esther Díaz habla del concepto de ‘clítoris nómades’, que tiene que ver con la capacidad de orgasmear con cualquier parte del cuerpo. Esto permite corrernos de los mandatos, ya que hay gente posibilitada a partir de estimulación de diversas partes o sin estimulación física incluso”. Y aseveró: “Por eso, es importante promover el autodescubrimiento”.
Acerca de la preponderancia del cerebro, Benedetto también citó a Emily Nagoski y su teoría de los aceleradores y frenos que lo rigen. “El control está en nuestra cabeza y los primeros serían facilitadores de las respuestas sexuales –comentó- mientras que, los segundos serían inhibidores”.
Los frenos se dividen en dos tipos. Aquellos vinculados al contexto, como ruidos o dolores. En tanto, los otros “tienen que ver con cuestiones de socialización y educación sexual, donde empiezan a jugar cuestiones relacionadas a pensamientos, complejos, juicios y críticas, que son aprendidos”.

Cuando algo resulta positivo, se activan los aceleradores y, por el contrario, ante la incomodidad o el desagrado aparecen los frenos. No obstante, la Lic. aclaró que “un mismo estímulo puede funcionar, según el contexto, como acelerador o freno”. Asimismo, profundizó: “Estas cosas están en permanente funcionamiento, en una especie de piloto automático, pero ciertos estímulos desencadenan que eleven su intensidad o la bajen”.
De la nada al todo
Benedetto también se refirió a la práctica a la que acuden muchas mujeres de fingir orgasmos y expuso posibles causas: “Hay quienes tienen miedo o inseguridades de ser canceladas o cambiadas; otras tienen frustraciones o emociones negativas, por sentir que quedan en falta o pensar que hay algo que podrían hacer para que les salga; a algunas fingir las ayuda a elevar su excitación y hacer la mímica puede acercarlas a un orgasmo real; y también ocurre que quieran terminar un encuentro sexual, por considerar que se está estirando o tener incomodidad”.
Además, indicó que, en otros casos, se actúa para “no herir a la persona con quien comparten”, ante el mito de que “alguien te hace acabar”. Sobre este último punto, recomendó: “No continúen porque confunde y si montamos esa escena, el otro queda convencido de que lo hecho fue satisfactorio y lo más probable es que si hay próxima vez, repita el guión”.

Para concluir, celebró la mayor apertura vigente en los tópicos sexuales, anteriormente “invisibilizados”. Sin embargo, reflexionó: “Una cosa es que circule y otra es que haya avances porque ahora el mandato es el de la hipersexualidad”.
“Actualmente hay una especie de operación en que se presiona para que las mujeres tengan libertad sexual, como en algún momento se presionó para que no tuviesen actividad y llegaran ‘vírgenes’ al matrimonio”, añadió.
Y cerró: “El capital sexual de alguien pasó a ser muy importante y se exige tener mucha experiencia. Pero lo importante es cuestionarse y que cada uno sepa qué elije, qué desea, qué está impuesto, de qué quiere salir y que a través de la comunicación se pueda plantear qué gusta, qué se necesita, cómo y cuándo”.