*Especial, por Leticia Martín Enjuto (Psicóloga)
Aprender técnicas efectivas para equilibrar las emociones es clave para vivir una vida plena y feliz, sobre todo cuando las emociones que aparecen pueden ser abrumadoras y dificiles de manejar. Tal es el caso de la ansiedad. Se trata de un sentimiento de nervios, temor e inquietud que puede generar transpiración, intranquilidad, tensión y palpitaciones.
Asimismo, es una reacción normal al estrés y puede ser útil en ciertas situaciones, como ante un problema en el trabajo o antes de tomar un examen. Sin embargo, para algunas personas, se vuelve persistente, afectando negativamente su día a día.
De esta manera, se genera un trastorno cuando este sentimiento no desaparece y empeora con el tiempo, como es el caso de la ansiedad generalizada, el ataque de pánico, el estrés postraumático y la fobia social, entre otros.
3 consejos para el control de la ansiedad cotidianamente
- Reconocer las señales de alerta, identificando los pensamientos, sensaciones físicas y comportamientos que trae consigo la ansiedad y estando atento a estos.
- Retirarse de la situación, tomandonos unos minutos para respirar hondo y despejar la mente.
- Practicar técnicas de relajación como yoga, meditación, ejercicio y respiración profunda pueden ayudar a liberar la tensión.

Por su parte, la relajación muscular progresiva puede ayudar a reducir la ansiedad y la tensión. Consiste en tensar y relajar diferentes grupos de músculos en el cuerpo, uno por uno, de esta forma:
- Siéntate o acuéstate en una posición cómoda. Cierra los ojos y respira lenta y profundamente.
- Tensá los músculos de los pies y pantorrillas. Mantén la tensión por 5 segundos. Relajá los músculos lentamente y notá la sensación de relajación.
- Repite el mismo proceso con los muslos, glúteos y abdomen. Tensá, mantené y relajá.
- Continúa subiendo por el cuerpo, tensando y relajando los músculos de la espalda, hombros, brazos, manos, cuello y cara.
- Prestá atención a las sensaciones en tu cuerpo a medida que se va relajando cada área.
- Respirá lenta y profundamente mientras pasas de un grupo de músculos al siguiente.
- No apresures el proceso. Tómate el tiempo que necesites en cada área del cuerpo.
- Al terminar, permanecé en silencio por unos minutos, concentrándote en tu respiración y notarás una sensación de calma y una reducción de la ansiedad.
Por último, recordá ser amable contigo mismo en el proceso. El cambio no sucede de la noche a la mañana. Sé paciente y sigue practicando estas técnicas. Con el tiempo y la práctica constante, manejar tus emociones puede convertirse en un hábito.