*Especial, por Leticia Martín Enjuto (Psicóloga)
La tecnología ha transformado la forma en que interactuamos con el mundo, brindando numerosos beneficios en términos de accesibilidad, entretenimiento y productividad. Sin embargo, también ha surgido una creciente preocupación sobre su impacto en nuestra salud mental.
Diversos estudios han relacionado el uso excesivo de la tecnología con problemas como ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Asimismo, el exceso de tiempo frente a pantallas puede contribuir al sedentarismo, afectando la salud física y, por ende, el bienestar mental.
Por otro lado, la exposición a contenido violento o perturbador, la promoción de comportamientos adictivos y compulsivos, la disminución de la calidad de las interacciones cara a cara y la reducción de la atención son algunos de los efectos negativos identificados.
En este marco, la lupa se puso, sobre todo, en las redes sociales donde se ha observado también su repercusión fundamentalmente en adolescentes, que caen en una comparación constante con los demás. También tienen presión por mantener una imagen idealizada, entre otras consecuencias dañinas.
Así, es importante fomentar un uso equilibrado y consciente de la tecnología para mitigar estos efectos.
5 recomendaciones:
- Establecer reglas claras: Definir límites sobre el tiempo dedicado a la tecnología en el hogar puede ayudar a promover un equilibrio saludable entre el mundo digital y las experiencias del mundo real.
- Modelar un comportamiento ejemplar: Los adultos deben demostrar un uso equilibrado y responsable de la tecnología, ya que los niños y niñas tienden a imitar el comportamiento de los adultos
- Priorizar otras actividades: Destinar tiempo al ejercicio físico, la lectura, la interacción social y actividades que fomenten la creatividad
- Fomentar la comunicación abierta: Hablar con los jóvenes sobre los riesgos y beneficios de la tecnología.
- Seleccionar contenidos educativos: Alentar la utilización la tecnología como una herramienta educativa, favoreciendo el acceso a contenidos educativos y limitando el tiempo dedicado a actividades no educativas.