Zuri, la beba de Amor Privitera (influencer cordobesa), llegó al mundo cuando su madre había resignado -temporalmente- el anhelo de un hijo. La joven, que padece baja reserva ovárica, previamente había intentado concebir mediante diversos procedimientos médicos, que no dieron resultado.
En este marco y tras haberse separado de su pareja de aquel entonces, dejó en “stand by” -en sus palabras- la idea de gestación. No obstante, tiempo más tarde, se reencontró con Mariano, padre de la niña, con quien había salido años atrás y el plan volvió a tomar curso.
“Cuando volví a verlo, me enamoró por completo porque es un tipo sensible, familiero”, cuenta sobre su prometido. En tanto, sobre las ganas de formar una familia juntos añade: “Siempre quise y tenía la idea de congelar óvulos, porque creía que era muy pronto para hablar de eso, pero después empezamos a considerarlo y le comenté de mi situación y que podía tardar hasta un año en quedar embarazada.”.
Privitera revela que “sentía que él minimizaba la cuestión” y sostiene: “No sabía de qué estaba hablando y me decía que me quedara tranquila”. Sin embargo, luego de un mes, la primogénita estaba en camino. Al respecto, rememora: “Ante el atraso, pensé que estaba estresada. No me quería ilusionar, había pasado por tratamientos de alta complejidad y de repente este embarazo era natural”.
Y sigue: “Le pedí a mi novio que comprara 3 evatest. Todos daban positivo pero estaba en shock, no caía y algo loco es que por mucho tiempo no lo pude verbalizar. De hecho, a mi familia y muchas personas les conté por WhatsApp. Además, tenía miedo de perderlo”.
Incursión reciente
El pasado 8 de agosto, finalmente BabyZ -como Amor la presentó inicialmente a su comunidad de seguidores– nació. Acerca de estos primeros meses, la primeriza reflexiona: “Estoy recién incursionando en este rol y me saco el sombrero ante todas las madres. Me sorprendo cada día, de mí misma y del vínculo que hay con el bebé, que si bien uno lo construye, también es automático, porque a veces llora y con solo apoyarla en mi pecho, se calma, sin que haga más nada”.
Igualmente, expone la otra cara del puerperio: “El posparto es terrible, por más que haya sido natural y eso nadie te lo dice. Y también extraño muchísimo trabajar”. En este sentido, critica la licencia por paternidad vigente, indicando: “Mariano es un 10 y hoy en día se habla mucho de ‘mapaternar’ y que todo sea 50-50 pero si el hombre se tiene que ir, es imposible”.
En la misma línea, aborda la lactancia. “No te advierten que es tan difícil. Sé que dar la teta es lo mejor pero Zuri nació muy chiquitita, bajó de peso, estaba débil -confiesa- y ahora necesito saber cuánto ingiere para asegurarme que se nutre como corresponde, por lo que está tomando mamadera 8 veces al día”.
Por otro lado, la influencer aprovecha las herramientas que tiene a la mano, para desmitificar algunos conceptos más. Así, indica: “Antes de parir, me hice el bronceado, fui a la pelu, me hice las uñas. No quiero andar hecha un desastre. Pasé 72 horas sin dormir después de tenerla y me vi en el espejo y dije ‘no soy esto’. Entonces, trato de mostrar que sí se puede cuidarse a una misma también”.
Por último, Amor cierra proyectando a Zuri en un futuro y dice: “Trato de no cargarla con expectativas ajenas, quiero que haga su rumbo, feliz, libre, con confianza, sintiéndose amada y sin miedos”.