*Especial, por Laura Luz Valverde
Históricamente, las marcas más prestigiosas han renovado sus logos sin parar, estampándolos en todo tipo de prendas imaginables. De esta manera, llegaron incluso, a accesorios y calzado. No obstante, cada tendencia tiene su contratendencia y, si bien la obsesión por los logos sigue en auge, era cuestión de tiempo para que el extremo contrario apareciera como “la novedad”. Frente al maximalismo se contrapuso el minimalismo, y ahora, en lugar de grandes logos, la ausencia total de ellos fue el concepto que trajo aparejado el lujo silencioso o quiet luxury.
El lujo silencioso hace referencia a prendas de alta calidad que pertenecen a firmas de lujo pero que no cuentan con ningún logo o detalle característico que haga evidente la marca. En definitiva, se trata de prendas que no tienen pretensiones de ser ostentosas, sino que pasan más bien desapercibidas, salvo para los expertos en moda o para sus consumidores que saben perfectamente lo que realmente es lujoso.
De esta manera, este concepto pone el foco en la calidad de los tejidos, optando por opciones naturales y sostenibles, como el cashmere o la seda, centrándose en esta como la principal razón para adquirir una prenda.
Por otro lado, frente a estampados o colores llamativos, el lujo silencioso focaliza en prendas atemporales y neutras de calce perfecto que resistirán mejor al paso de los años.
Así, el lujo silencioso es sofisticado y rechaza la ostentación. Asimismo, sus colores principales son tonos neutros y tierra, y por supuesto el blanco y el negro.