Según datos brindados en 2021, por la Asociación Argentina de Pediatría (SAP), casi 1 de cada 3 mujeres jóvenes presentan algún grado disconformidad en torno a su imagen corporal, que impacta en conductas referidas a la alimentación.
Desde la entidad explicaron que las estadísticas no son precisas, sino que las cifras se originan en encuestas autoadministradas en las escuelas. Por otro lado, afirmaron que, desde hace años, después de Japón, Argentina es el segundo país con más casos de bulimia y anorexia.
Estos últimos, son los trastornos más popularizados. El primero se caracteriza por la ingesta compulsiva, seguida de culpabilidad y malestar que deviene en la provocación de vómitos. En tanto, quienes padecen anorexia intentan mantener un peso por debajo de lo normal, mediante la inanición.
No obstante, existen otros tipos. La Lic. en Nutrición, Virginia Baghini (MP 4146), explicó acerca del llamado “comedor nocturno” y dijo: “Es cuando una persona no come durante el día y tiene hambre solo de noche”.
“También existen quienes consumen solamente en entornos sociales. Mientras que, estando solos no; o puede pasar al revés y que alguien se esconda para comer”, detalló, a su vez.
Por otro lado, planteó que es frecuente que aquellos con “personalidades autoexigentes, lleven su perfeccionismo al cuerpo”. Ocurre así con la vigorexia, trastorno en que se realiza actividad física en exceso, por ejemplo, para equilibrar lo que se ingiere.
“Luego está la ortorexia, que ocurre cuando el individuo busca alimentarse de manera perfecta y no puede comer ni una papa frita, porque se siente mal, con mucha culpa y eso puede llevar a pensamientos autodestructivos”, narró la profesional, asimismo.
Apoyar, sin juzgar
Ante la sospecha de que un ser querido pueda estar transitando un desorden alimenticio, la Nutricionista destacó la importancia de evitar los juicios. “Cuando alguien se siente juzgado, se aísla más”, aclaró.
Además, aseveró que, a la hora de tratar esta problemática, es óptimo “trabajar en equipos, desde la salud”. Es decir, que participen tanto psicólogos, como médicos en el proceso.
En cuanto a la asistencia familiar, indicó que es propicio “no intentar solucionarlo solo y estar atento a los momentos en que la persona tiene determinada conducta”.
Sobre las actitudes que deben alertar al círculo íntimo respecto a estas patologías, reveló: “Se va desencadenando en el tiempo y es importante tener en cuenta si después de comer, la persona va al baño automáticamente, por ejemplo. O si nunca tiene apetito, o selecciona algunos alimentos y de esos come poco”.
Finalmente, recomendó que “desde el hogar se vean las instancias de la comida como un momento de alegría, para que se pueda relacionar como algo bueno, que no hace mal” y cerró: “Hay que cambiar la mirada de la dieta, por la de una alimentación saludable”.