Muchas veces, la rutina no permite parar un momento y prestar atención a lo que el cuerpo manifiesta. Síntomas como dolores o contracturas, pueden aliviarse con unos masajes en manos de especialistas (lo cual siempre es recomendable) o bien, caseros. Pero ¿Cómo saber que me hacen falta?
Pinchazo o ardor en los músculos
Ya sea en la espalda o el cuello, puede deberse a distintas patologías o a un sobreesfuerzo físico. Es el momento idóneo para un masaje en el que el músculo afectado sea presionado y así aliviar la molestia.
Dolor de cabeza
La tensión alrededor de los hombros o la espalda puede devenir en un constante dolor de cabeza. Para calmar el malestar y mejorar a largo plazo, dedicarse regularmente un rato de masajes puede ser de mucha ayuda.
Poco rango de movimiento
Significa que hay una complicación para mover el cuello, cabeza, brazos o piernas, lo cual también puede mejorar relajando y entregándose a manos expertas.

Insomnio
Las dificultades para conciliar el sueño se vinculan mucho con el estrés. Lo ideal, en este marco, es desconectar cuerpo y mente para relajar, aumentar la circulación y expulsar la tensión acumulada.
Calambres nocturnos
Puede deberse a muchos motivos, pero para mejorar el problema, un masaje estimulante y activador es una gran opción. Ayuda tanto a combatir, como a prevenir, ya que los músculos en el momento de la fricción de mueven y se produce una distensión muscular.