En los tiempos que corren, la exposición a pantallas es igual o mayor a la exposición a los rayos del sol. A través del celular o la computadora, la población vive conectada y entre las consecuencias que esto produce, también aparecen los daños a la piel.
Así, aunque los efectos dependen de las condiciones de exposición, en cuanto a la intensidad, la duración y la periodicidad, son similares a los causados por la radiación UVA y UVB combinados.
Además, el riesgo aumenta por la cercanía con que se utilizan los aparatos. En este marco, los efectos son diversos. El más popularizado es el deterioro de la vista, pero respecto a la piel también hay consecuencias y la más destacada es la aparición de manchas.
Es que, la piel, ante la exposición continua de luz produce melanina de forma desorganizada, lo que deviene en un “bronceado” disparejo.
A su vez, esto genera pérdida de firmeza y elasticidad, deterioro de las membranas celulares, deshidratación y flacidez, entre otros.
Para cuidarse, Carola Jürgens, tiempo atrás en el Desayuno Ocio de mayo, recomendó utilizar protector solar incluso para estar dentro del hogar. Asimismo, es fundamental mantener la piel hidratada y consultar con profesionales para adoptar los cuidados pertinentes según cada uno.